La posición cada vez más radical de los jerarcas islámicos en relación con todo lo que concierne a Occidente no se ha hecho esperar en lo que respecta a cuestiones relacionadas con la Salud y el bienestar de la población. En Marzo del 2012, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha enfrentado duramente el problema del fanatismo religioso en países como India, Afganistán, Pakistán y Nigeria, lugares en donde no se ha erradicado completamente la poliomielítis, a pesar de que se ha lanzado una campaña de millones de dólares para solventar la falta de vacunas y concientizar a la población, dirigentes islámicos han convocado a los militantes que la vacuna es contraria a los principios del Islam y describen a los niños infectados como “mártires” por lo que muchas madres no llevan a sus hijos a los puestos de vacunación por temor a represalias, sin embargo el costo es grave ya que la incidencia de muertes e incapacidad física es muy alta en esos países.
No cabe ni la menor duda que los fanatismos de cualquier tipo convergen hacia un deterioro de la calidad de Vida de los individuos en una sociedad.