La Obesidad y los mexicanos.

Desde mis tiempos de residente en la Cd. De México, siempre me llamó la atención, durante las mañanas, en cada esquina de las calles con mayor afluencia peatonal, la presencia de una señora sentada en un banquito con unas vaporeras y canastas de pan. Mi curiosidad hacía acercarme a ella y para mi sorpresa me encontraba a infinidad de personas las cuales pedían «……..un atole, y una torta de tamal….» (éste último era un bolillo o la llamada telera partida a la mitad y en cuyo interior se colocaba un tamal de diferente tipo). En mi camino hacia el hospital, reflexionaba acerca de la cantidad de Carbohidratos y Grasas que la persona ingería, y más que nada, que se trataba de personas obreras, asalariadas cuyo sueldo, pensaba, no les alcanzaba para un desayuno en forma, por mi mente, como un fantasma se me proyectaba la posibilidad del riesgo a posteriori de padecer una Enfermedad Crónico-Degenerativa, de índole metabólica tal como la Diabetes Mellitus con complicaciones renales, Dislipidemias o alguna Enfermedad Cardiovascular como Hipertensión Arterial, Isquemia Cardíaca, secundarias, desde luego, al proceso degenerativo propiciado por la  Arterioesclerosis.

Han pasado muchos años y ahora, veo y analizo con desesperanza la situación que están viviendo miles de compatriotas debido a malos hábitos alimenticios. La ignorancia, y porqué no, estupidez de la gente de recurrir a satisfacer su apetito a lugares en donde venden comida procesada en forma de panes en cuyo interior se coloca una carne de dudosa procedencia, papas fritas, pollos o algo semejante, empanizados, bebidas azucaradas con altísimo contenido calórico, pizzas y sobre todo los tamaños exagerados de esos productos que para el comensal, cree él, le otorgan un status de poder adquisitivo y sobre todo, atenúan esa ansiedad tan característica de estos individuos. Nos encontramos también con la famosa «Vitamina T» mexicana (tacos, tlacoyos, tortas, tamales, tostadas, etc, etc), arraigada tan profundamente a la idiosincracia popular, el brutal consumo de refrescos per capita, la enorme cantidad de golosinas pintadas de colores que además de causar problemas severos de tipo alérgico, llenan de azúcar el organismo de los niños y jóvenes, las inefables «botanas mexicanas» en forma de papitas, chicharrones, churritos, etc, las cuales acumulan de grasas llamadas «malas» las arterias de las personas y las obliteran con las consecuencias funestas para el aparato cardiovascular, la enorme cantidad de bebidas alcoholicas que se consumen no sólo en fin de semana sino a toda hora, increíblemente después de la consabida «cascarita», bebidas que al fin y al cabo se convierten dentro del organismo en azúcares y por si fuera poco, el sedentarismo propio de una sociedad mecanizada, dependiente, ya, de la tecnología que evita a cualquier costo la actividad física, ni siquiera el caminar.

Es cierto que por diversas mutaciones de índole genético, el mexicano es vulnerable a la Diabetes y a la Obesidad, pero creo muy personalmente, que se debe hacer un esfuerzo para contrarrestar éste terrible mal que constituye ésta última. En la actualidad, México ocupa el «honroso» segundo lugar mundial en cuestión de éste trastorno y primero en lo que respecta a la niñez, todo el Sector Salud, gasta millones de pesos mensuales en mantenimiento de Unidades de Diálisis, Hemodiálisis, pago de incapacidades laborales por problemas cardiovasculares, por las mismas complicaciones de la Diabetes Mellitus, trastornos ortopédicos secundarios al sobrepeso, etc, etc. La situación en un país como México, sin rumbo en todos los sentidos, es negra, sombría, para los próximos años estos Padecimientos Crónico-Degenerativos serán devastadores en la población, cualquiera que sea su edad ¿existen posibilidades de contrarrestar esto?.

Lo dudo, y no es que sea pesimista, la idiosincracia, las políticas estúpidas en cuestiones de Salud por parte de las «autoridades», el gran poder mafioso de las trasnacionales de «alimentos», la ignorancia de nuestra población y sobre todo el muy mexicano «valemadrismo» nos están llevando muy cerca del precipicio sanitario. Lo más triste es que en estadios deportivos, centros de entrenamiento, gimnasios, etc, funcionan magistralmente las llamadas «maquinitas» que al depositar determinada cantidad de dinero aparece como por arte de magia una botella de bebida de cola, una bolsa de papitas o cualquier bebida en lata bien azucarada. Sin comentarios.

Acerca R.A.L.P.

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