Jamás he sido partidario de las estadísticas. Nunca. Es más creo, sinceramente, que en países como México éstas se “maquillan” con la finalidad de que no “alteren” el sueño de las supuestas autoridades que rigen nuestro destino.
Es de vital importancia comentar la problemática que se está viviendo tanto en los Centros de Salud, Clínicas de Medicina Familiar, Hospitales de II Nivel y Centros Médicos Nacionales de los diferentes sectores encargados de vigilar la salud de los mexicanos. No es nuevo que las Enfermedades Crónico-Degenerativas (ECD) en nuestro país hayan llegado a cifras verdaderamente estratosféricas al afectar a millones de conciudadanos, Diabetes en sus distintas variantes, Neoplasias variadas, Insuficiencia Renal en diversas etapas, trastornos de índole cardiovascular, destacándose la Hipertensión Arterial, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) secundario, generalmente, al consumo imparable de cigarrillos, Alcoholismo y su complicación cirrótica, Drogodependencia y otras patologías, se han convertido en dolores de cabeza difícilmente controlables para las autoridades de salud. No comentaremos las implicaciones fisiopatológicas que conllevan a una irremediable cesantía de la Vida productiva sino a los gastos brutalmente exagerados en cuanto a la compra de medicamentos, soluciones, terapias, aparatos, etc, etc, ya sea para ser utilizados en el hospital o en la casa, los cuales pueden -y deben- ser sufragados ya sea por la institución o los pacientes y sus familiares. Es preocupante ver diariamente la cantidad de pacientes que acuden en los hospitales de concentración para las sesiones de Diálisis a las que diariamente tienen que ser sometidos, por un problema ya sea cardiovascular o en el mayor de los casos, como un resultado de complicaciones de Diabetes Mellitus, observar también el alto porcentaje de consultas en los Servicios de Cardiología, la hospitalización de pacientes descompensados por problemas hipertensivos, portadores de Eventos Vasculares Cerebrales (EVC) con o sin secuelas, enfermos padeciendo los famosos Eventos Anginosos e Infartos al Miocardio, ni se diga de los pacientes con EPOC descompensado que necesitan el apoyo de aparatos de nebulización, o en casos más graves, de Ventilación Asistida, los jóvenes internados como consecuencia de la ingesta y/o inhalación de sustancias prohibidas. En fin.
Yo pregunto:
¿Y la legislación de la comida chatarra en los centros educativos?, ¿La prohibición y también legislación de las bebidas alcohólicas?, ¿que pasa con el control y venta a menores de cigarrillos?, ¿y de drogas, que generalmente se encuentra en manos de importantes funcionarios gubernamentales?. ¿Hasta que momento, las “autoridades”, encargadas de vigilar, supuestamente, nuestro bienestar salutífero, tomarán éste fenómeno -real, de brutales consecuencias, devastador-, EN SERIO?
Lo dramático es que de seguir en éstas condiciones no habrá dinero que alcance para tratar, compensar, estabilizar y continuar manteniendo con una Vida de no muy buena calidad, a millones de compatriotas que, desafortunadamente, se encuentran con éstas terribles enfermedades.